Rapto y servicio

Marco 9:2

Los apóstoles se habían alegrado por la promesa del Reino venidero. La luz transfiguradora que brillaba en el rostro de nuestro Señor difería del brillo del rostro de Moisés. Con Moisés, la luz venía de afuera y se apagaba; pero con Cristo la luz brillaba desde adentro. Seguramente en ese momento Él podría haber retrocedido al cielo por la puerta abierta, por la cual habían entrado los representantes de la Ley y los profetas; pero dio la espalda al gozo del hogar del Padre y puso su rostro para soportar la cruz, a fin de llegar a ser, no sólo el ejemplo, sino el Redentor de los hombres.

¡Qué contraste entre esa escena en las laderas de Hermón, donde la gloria de Jesús era más brillante que las nieves relucientes a su alrededor, y la de abajo, donde el niño endemoniado se retorcía de dolor! Rafael hace bien en agrupar estos dos incidentes en una sola imagen, porque aquí se nos muestra que el deber de la Iglesia no es construir tabernáculos en el monte de la visión, sino abrirse camino en los lugares frecuentados por el crimen y la miseria y hacer frente a los problemas. poder de Satanás.

La fe es el canal por el que pasa el poder divino. Su cantidad es menos importante que su calidad. Puede ser diminuto como una semilla de mostaza, pero, como él, debe contener el principio de la vida.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad