Advertencia contra el abandono de sus hermanos

Números 32:20

Estas dos tribus y media nunca entraron en la vida nacional, como lo hicieron las del otro lado del Jordán. Estaban lejos del centro de la vida religiosa, primero en Silo y luego en Jerusalén. Sobre ellos primero se desató la marea de la invasión, llevándolos a ellos y a su ganado al cautiverio.

En el gran cántico de Débora, se reprendió a Rubén por sentarse “entre los apriscos para escuchar los gemidos de los rebaños”, en lugar de acudir en ayuda del Señor contra los poderosos. Los brahmanes dicen que el hombre santo muere a cualquier otro pecado antes y más fácilmente que por amor al dinero. ¡Su ganado mantuvo a estas tribus en el lado equivocado del río de separación! Cuidémonos de las preocupaciones de este mundo, si somos pobres, y del engaño de las riquezas, si somos ricos. Mejor perderlo todo que el alma. Ver Mateo 16:26 .

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