¡Arenas movedizas! ¡Alejarse!

Proverbios 5:1

Es motivo de gran agradecimiento que la Biblia, que es el libro de Dios y no del hombre, trate con tanta fuerza y ​​sabiduría un gran mal que se ha manifestado en todas las épocas y en todos los estados de la sociedad. Habla con valentía y claridad; y todos los que mediten en su enseñanza con un corazón lleno de oración, se salvarán de muchas trampas dolorosas. Si caemos será solo por habernos negado a escuchar la voz que nos habla desde párrafos como estos.

La única gran precaución que todos debemos observar es el control de nuestros pensamientos. El alma nunca debe permanecer abierta a la marea de pensamientos sugerentes que irrumpen en su playa. Como antaño, el atalaya mantenía la puerta de la ciudad medieval tan pronto como caía la oscuridad, así la pureza de Dios debe vigilar y vigilar en la puerta de los ojos, la puerta de los oídos y la puerta del tacto, no sea que algún emisario del mal logre entrar y traicionar la ciudadela. Deja que Cristo sea el custodio de tu alma, ya seas hombre o mujer, viejo o joven, y deja que te imparta su propia pureza divina y humana.

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