La última sección de Isaías (63-66) expone nuevamente el funcionamiento del principio de discriminación. Toda la bendición que se ha descrito sólo puede resultar de la santidad, y antes de que pueda establecerse, debe haber un período de juicio.

En la primera sección, el profeta describe al Guerrero que regresa del conflicto. Si bien se describe ese conflicto, es desde el punto de vista de su finalización. Se ve a uno regresando con vestiduras carmesí, marchando en la grandeza de Su fuerza. En respuesta a la pregunta del profeta sobre quién es, el Guerrero declara: "Yo que hablo en justicia, poderoso para salvar". Esta respuesta revela el método y el propósito.

Nuevamente el profeta pide una explicación y luego se describe el conflicto. Ha sido uno de venganza, en el que todas las fuerzas opuestas han sido barridas para establecer la justicia y traer la salvación.

El sentido del profeta de la justicia absoluta del juicio descrito se manifiesta en que inmediatamente estalla en alabanza de las bondades amorosas del Señor. En un lenguaje lleno de belleza, describe la fidelidad de Jehová a su pueblo. Su descripción se remonta a los días en los que, a pesar de su rebelión y de su dolor por el Espíritu Santo, a través del cual Él fue necesariamente hecho su enemigo, Él los llevó, se acordó de ellos y los libró.

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