"No tengamos engreimiento, no nos provoquemos los unos a los otros, no nos envidiemos unos a otros".

En contraste, hay cosas que siempre son un peligro y están en oposición directa al Espíritu, independientemente de cómo busquemos justificarlas. Si pensamos mucho en nosotros mismos y estamos satisfechos con nosotros mismos, si somos provocativos en nuestro comportamiento o con nuestras palabras para molestar a los demás, si nos tenemos envidia unos a otros, estas cosas deben ser eliminadas, porque son 'de origen'. la carne ', y si continúa en será nuestra ruina. Más bien, debemos ser considerados unos con otros, procurando no provocarnos unos a otros.

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