"Mirad, pues, cómo oís, porque al que tiene, se le dará, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener."

Por eso, todos deben tener cuidado con la forma en que escuchan, ya sea con corazones receptivos o endurecidos. Porque el que oye y recibe, y así 'tiene', encontrará que se le da más, mucho más. Mientras que aquellos que no escuchan con un corazón receptivo descubrirán más temprano que tarde que no solo perderán la plenitud de la bendición de Dios, sino que también perderán lo poco que pensaban que tenían de ella.

Quedarán espiritualmente en bancarrota. Porque Su verdad no es algo que podamos tomar o dejar como queramos. Es todo o nada. O respondemos a ella y crecemos cada vez más, o se marchita y muere y nos deja sin nada.

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