Efesios 5:18

Cristianismo y templanza.

San Pablo contrasta aquí dos tipos de emoción. Dios no ama la clase de ser lánguido y perezoso al que nada se mueve y nada estimula. La emoción tiene su lugar en el sistema cristiano. Ese fluir y correr de los espíritus naturales que tanto aprecian la juventud y la salud, que se expresan por igual en los juegos del niño y en las recreaciones del hombre, no es en sí mismo algo incorrecto. El Evangelio de nuestro Señor Jesucristo le da cabida.

I. San Pablo introduce el precepto particular del texto en subordinación a otros dos. Uno es el precepto de la caridad y el otro es el precepto de la pureza. San Pablo supo mantener la proporción tanto de la moral cristiana como de las doctrinas cristianas, y nunca extravió ni exageró en la enumeración o en la imposición de vicios y virtudes particulares. Por fin llega al texto, que llega como ejemplo de ese andar circunspecto y certero, "no como tontos, sino como sabios", que conviene a los que viven, como todos vivimos, en días malos, es decir, días de maldad. gran peligro, que surge de una fuerte tentación: "Y no te embriagues con vino, en el cual hay exceso".

II. En la lucha contra la embriaguez, luchamos contra los vicios de todo tipo y de todo tipo. La guerra que aniquila a un antagonista es virtualmente la guerra contra una legión. Debemos estar llenos del Espíritu. De todos los tesoros de la Iglesia en esta época, seguramente éste es el más grande y el que más prevalece; y seguramente de todos los crímenes de esta época, el mayor no es el desprecio de Cristo el Propiciador, sino el descuido del Espíritu Santo el Consolador.

Cuán débiles e intermitentes son nuestras oraciones por el Espíritu; cuán débil y vacilante es nuestro aferrarnos a Su presencia. Nos obligaríamos a regresar a los días de la carne de Cristo o, en el mejor de los casos, nos sentaríamos para siempre al pie de la cruz o en la boca de la tumba del rico, cerrados, sellados y vigilados. No viviremos a la luz de la gran Pascua, y no disfrutaremos del sol del gran Pentecostés, y por eso vivimos esta vida a medias, abatidos, desconsolados y atados al pecado, y nunca escuchamos. la experiencia que habla del Espíritu de vida en Cristo Jesús liberándonos de la ley del pecado y de la muerte.

CJ Vaughan, Christian World Pulpit, vol. xx., pág. 308.

Referencias: Efesios 5:18 . JH Evans, Thursday Penny Pulpit, vol. x., pág. 589; Homilista, tercera serie, vol. viii., pág. 163. Efesios 5:19 . FW Farrar, Christian World Pulpit, vol. xx., pág. 305; Ibíd., Church of England Pulpit, vol. xiv., pág. 121; HW Beecher, Christian World Pulpit, vol. ii., pág. 56.

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