Juan 6:53

Las palabras de cristo

Tomemos las palabras del texto y, viendo las diferentes formas en que han sido mal interpretadas, aprendamos a retener las lecciones de nuestro Señor en toda su frescura original y su poder penetrante.

I. Primero, estaba el error de quienes entendieron, o más bien pretendieron comprender, las palabras de nuestro Señor según la mismísima carta, quienes decían "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Habría sido una tontería tan absoluta haberlo entendido mal, que no podemos suponer que alguien realmente pudiera haber sido tan ignorante. Seguir la letra de las palabras de nuestro Señor en muchas ocasiones no nos beneficiaría en nada o sería absolutamente perjudicial para nosotros.

II. El suyo, sin embargo, es un error más común, el que, no contento con no seguir la letra del mandamiento, rebaja y debilita también el espíritu; y así establecieron para sí mismos una regla de vida diferente y menos perfecta que la que Dios nos ha dado. Personas de este tipo explicarían las palabras del texto diciendo: "Si no guardáis los mandamientos de Jesucristo, no podéis ser salvos". Ahora bien, esto sin duda es muy cierto; pero no es exactamente toda la verdad de la expresión de Cristo.

Guardar los mandamientos de Jesucristo no se corresponde con la fuerza de Sus propias palabras animadas de que debemos comer Su carne y beber Su sangre. Estas palabras expresan que Él debe ser para nuestras almas lo que el alimento diario es para nuestros cuerpos; que debemos vivir de Él; que debemos andar siempre por fe en Él; que debemos mirarlo a Él habitualmente en todas nuestras tentaciones, angustias y perplejidades como nuestro único libertador, consolador y guía; que debemos estar en comunión con Él como miembros con su cabeza; y esto día a día, y siempre, porque sin Él no podemos hacer nada, y nuestras almas enfermarán y caerán de su sana salud si se mantienen aunque sea un día sin ese alimento, que volviéndose a Él en oración y en constante meditación. solo puede suplirlos.

Muchas personas, al olvidar la fuerza y ​​el significado peculiar del mandamiento de hacer de Cristo nuestro alimento, y al poner siempre en lugar de expresiones tan vivas el mero mandato de obedecer la ley de Cristo, se han enfriado, de hecho, en sus sentimientos hacia Él. , han perdido el sentido de su estrecha relación con Él, no se han aferrado a Él como su Cabeza, ni han buscado de Él diariamente su alimento y fortaleza espiritual.

T. Arnold, Sermons, vol. i., pág. 208.

Referencias: Juan 6:53 . H. Alford, Sermones sobre la doctrina cristiana, pág. 294. Juan 6:53 . Spurgeon, Sermons, vol. xxii., núm. 1288; Sermones sencillos de los colaboradores de "Tracts for the Times", vol. iii., pág. 105. Juan 6:53 .

W. Hay Aitken, Mission Sermons, segunda serie, pág. 154. Juan 6:54 ; Juan 6:55 . F. Tugwell, Penny Pulpit, No. 38 3 Juan 1:6 : 55. Spurgeon, Sermons, vol. xxv., núm. 1460; R. Tuck, Christian World Pulpit, vol. xii., pág. 406.

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