FELICITAR

Por tanto, ofrezcamos en él continuamente sacrificio de alabanza a Dios, es decir, fruto de labios que alaban su nombre.

Hebreos 13:15

Para ser aptos para el cielo, debemos encontrar la verdadera felicidad en amar y alabar a Dios.

I. Una gran cosa, la más grande, por la que debemos alabarlo es el perdón de nuestros innumerables pecados. Hasta que un hombre haya aprendido ese secreto, la religión siempre será formal; será un misterio, muy poco placer y disfrute real producirá.

II. Sin embargo, además de esto, hay muchas formas de estimular nuestro corazón a la alabanza de Dios y, por lo tanto, de aumentar nuestra propia felicidad.

(a) Existe el hábito de notar sus misericordias . No pasa un día sin que todos recibamos muchas bendiciones de Su Mano. ¿Cómo actuamos? ¿Somos más ruidosos para quejarnos de nuestras pocas pruebas que para agradecerle por nuestros muchos placeres?

(b) O piense de nuevo en lo que Él es en sí mismo . Piense en lo que admira en un hombre: sentido común y juicio, bondad y generosidad. A menudo alabamos a un prójimo por sus buenas y nobles cualidades. ¿Guardaremos rencor los actos y las palabras de alabanza a la Perfección de la bondad misma?

(c) O, nuevamente, Su providencia . Si por un momento dejara ir al mundo y lo dejara a él ya sus habitantes solos, todo sería instantáneamente ruina y destrucción.

(d) O, sus misericordias especiales , como la cosecha, por las que da de comer a toda carne, porque su misericordia es para siempre.

(e) Además de estas, hay misericordias particulares —en nuestras propias familias— que un corazón agradecido y reflexivo se deleitará en reconocer.

Cualquiera o todos estos deben servir como combustible para el fuego celestial. Pensar en tales bendiciones y misericordias antes de venir a la Iglesia sintonizaría nuestro corazón y nos prepararía para unirnos con el corazón y la voz en el servicio de alabanza y acción de gracias, y así hacer que nuestra adoración sea más brillante y más feliz para nosotros, y más aceptable para Aquel que dice "El que me ofrece gracias y alabanza, me honra".

-Rvdo. J. Tournay Parsons.

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