Buena es la palabra del Señor que has hablado.

“Bueno” La palabra “bueno” no se usa aquí, ni en el sentido de “amable” ni en el de “justo” exclusivamente, sino en el de “correcto”, que comprende a ambos. ( JA Alexander. )

La aceptación de Ezequías de su castigo

La respuesta de Ezequías no expresó ni la mayor magnanimidad ni el mero egoísmo egoísta que algunos comentaristas han visto en ella; sino una mezcla de sentimientos acorde con todo lo que sabemos de su carácter. Su apreciación de su posición y deberes como rey se muestra en su restauración del culto nacional y su resistencia final a Senaquerib, así como en su cuidado general y exitoso por la prosperidad de su país.

Pero aunque un sentido religioso del deber, o la presión de la necesidad, podrían ocasionalmente impulsarlo a dominar las circunstancias mediante un gran esfuerzo, podemos inferir del dominio de Shebna, y de su propio comportamiento y lenguaje al suplicar el perdón de Senaquerib, después de recibirlo. del mensaje de Rab-shakeh y de la carta de Senaquerib, en el tiempo de su propia enfermedad, y en la presente ocasión, que su disposición natural y habitual era más bien someterse a la guía de las circunstancias, con una confesión dulce y piadosa de que esta debilidad de su El carácter estaba más allá de la cura, y aceptar las consecuencias con piadosa y afectuosa resignación a la voluntad de Dios, y agradecido reconocimiento de cualquier mitigación de las mismas.

Podía entrar en el significado de las palabras del salmista: "Tú fuiste Dios que los perdonó, aunque te vengaste de sus inventos". Y aunque no tenía, como Moisés o Pablo, el valor severo para pedir que el castigo fuera para él mismo y el perdón para su pueblo; pero, por el contrario, agradeció saber que “debe haber paz y verdad en sus días”; no debe pasarse por alto que era paz y verdad para su país, así como para él mismo, y no mera seguridad egoísta por lo que estaba agradecido. ( Sir E. Strachey, Bart. )

Un contraste: Ezequías y San Pablo

Ciertamente hay aquí sumisión, resignación a la voluntad Suprema, disposición a aceptar la sentencia de castigo por esta voluntad. El sentimiento hasta ahora es el de Elí cuando escuchó la ruina de su casa de labios del niño-profeta : "El Señor es : que haga lo que bien le parezca". Pero la razón dada por Ezequías en el texto mismo es profundamente decepcionante de dos maneras: primero, el egoísmo y, segundo, la terrenalidad del consuelo.

Suficiente para él si se evita la experiencia personal de la retribución; bastante si puede vivir sus quince años adicionales en la paz de una tranquilidad exterior, y en la verdad, o, como se dice de otra manera, en la continuación de una prosperidad habitual e ininterrumpida. “Habrá paz y verdad en mis días”, no habría tenido ningún significado para San Pablo. Todos los días fueron sus días; días de tiempo y días de eternidad, todos eran suyos. ( Dean Vaughan. )

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