Pusiste una huella en los talones de mis pies.

Huellas

La verdadera religión no puede existir sin un sentido permanente de nuestras responsabilidades. Debemos descubrir y darnos cuenta de nuestras obligaciones morales, o nunca podremos cumplirlas y cumplirlas. ¿Qué se entiende por responsabilidad moral? Implica que Dios llamará al hombre a rendir cuentas por todo su carácter y conducta, y pagará a cada hombre en consecuencia. Para todo hombre, el tiempo es un estado de prueba y la eternidad un estado de retribución.

La doctrina de nuestra responsabilidad está dentro de nosotros, grabada en nuestro ser por el mismo Espíritu de Dios. Somos propensos a olvidar el alcance de esta responsabilidad. Lo vemos como una mera generalidad. Tenga en cuenta, entonces, que somos responsables de nuestros pensamientos y nuestras acciones. La responsabilidad se extiende a cada palabra de nuestros labios y a cada paso de nuestros pies. Mientras caminamos, escribimos la historia de nuestros movimientos, los escribimos para siempre.

Algunas huellas pueden sobrevivir a las edades, como nos muestran los geólogos. Dios te recordará que puso una huella en el talón de tu pie, para poder juzgarte por tus movimientos en la tierra. He aquí un pensamiento sobre una parte de nuestras responsabilidades que solemos olvidar. No podemos movernos, pero llevamos con nosotros nuestras obligaciones cristianas, y nuestra consiguiente relación con el día del juicio necesariamente asistiendo a esas obligaciones. Cada paso ha dejado una huella eterna que determina en qué dirección caminamos, en qué carácter nos movemos.

1. Dondequiera que nos movamos, llevamos con nosotros nuestra responsabilidad personal e individual. En cada cambio de lugar y contacto con el hombre en el viaje actuamos como seres que deben rendir cuentas a Dios. Entonces recuerde las obligaciones que recaen sobre usted.

2. Todos estamos constituidos de modo que ejerzamos una influencia relativa unos sobre otros. No hay miembro de la familia humana que no mantenga alguna relación, original o adquirida, pública o privada, permanente o temporal; tampoco existe relación alguna que no invierta a quien la sostiene de algún grado de interés. ¿Pensamos como debemos en esto? ( JC Phipps Eyre, MA )

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