Ponte de acuerdo con tu adversario.

Reconciliación con dios

1. El hombre por su pecado ha hecho a Dios su adversario.

2. Dios ha abierto un camino por el cual los pecadores, aunque hayan ofendido tan gravemente, puedan volver a un estado de reconciliación con él.

3. Mostrarle que es deber e interés del hombre aprovechar la oportunidad de ponerse de acuerdo con Dios.

I. ¿Quiénes son las personas que pueden aplicar correctamente a sí mismos los motivos por los cuales impulsaré el negocio del acuerdo con Dios? Dios es el adversario de cualquier hijo de Adán que no se haya valido del perdón, tanto el hombre de virtud privada como su prójimo derrochador.

II. Los motivos por los que se impulsa este negocio te ganaron.

1. Considere qué es lo que estoy tratando de imponer a su atención. Sin bagatela, acuerdo con Dios.

2. ¿Cuáles serían las bendiciones que resultarían si estuvieras reconciliado con Dios?

3. ¿Cuáles serán las consecuencias si no se reconcilia?

4. Permítame recordarle el interés que los demás tienen en su reconciliación con Dios.

III. Empiece esa reconciliación inmediatamente "Mientras estés en el camino".

1. Dios ahora está esperando llegar a un acuerdo contigo.

2. ¿Qué razón tienes para adelantar por qué no deberías?

3. Considere la incertidumbre de la vida.

4. Todas las oportunidades de acuerdo se limitan a esta vida presente.

5. Los resultados que en otro mundo seguirán a una falta de reconciliación con Dios en este, son indescriptiblemente espantosos.

6. El castigo será inevitable y eterno. ( JA James, DD )

Ponte de acuerdo con tu adversario rápidamente

1. El Señor nos advierte que hagamos la paz cristiana a tiempo.

2. Cuidar que nuestra ofrenda sacramental de caridad y perdón no se retrase.

3. No sea que nuestro adversario ya no nos estorbe; no sea que, entre las muchas partes de este mundo, lo perdamos de vista para siempre.

4. Y eso sobre la base del terrible juicio de Dios.

5. Porque a Él deben referirse las disputas inconciliables de este mundo.

6. Él exigirá hasta el último centavo de su propia deuda incalculable de aquellos que han sido descortés e implacables con sus compañeros de servicio. ( G. Moberley, DCL )

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