Porque quisiera que todos los hombres fueran igual que yo. Pero cada hombre tiene su propio don de Dios, uno según esta forma y otro después.

Ver. 7. Porque me gustaría que todo, etc. ] Tenía un don peculiar, que era tan eminentemente casto; como los de los réprobos. De modo que la mansedumbre de Moisés se debió en parte a su temperamento natural. Y la franqueza y generosidad de su espíritu ayudó mucho a que Lutero no se sintiera tentado a la codicia.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad