Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.

Ver. 1. Yo soy la vid verdadera, etc. ] El camino de nuestro Salvador tendido (como se piensa) junto a las viñas, aprovecha esa ocasión para compararse con una vid, como lo hace en otras partes con muchas otras criaturas, evidentes en todas partes; para que allí, como en tantos anteojos ópticos, podamos verlo y recordarlo. Tam Christi meminisse opus est, quam respirare, dice un Padre. Una abeja puede succionar miel de una flor que una mosca no puede. El fuego será aspirante; también lo hará la verdadera gracia.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad