Entonces Jesús dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que mi Padre me ha dado, ¿no la beberé?

Ver. 11. Levanta tu espada ] Nuestro Salvador lo controla por su celo desmedido; en el que llevarse demasiado, es fácil y ordinario. La memorable historia de William Gardiner, mártir en Portugal, que en presencia misma del rey y sus nobles no pudo resistir, sino que cayó sobre el cardenal, mientras actuaba una misa. Ver Hechos y Monumentos, fol. 1242. Entonces William Flower, en un día de Pascua en Westminster, al ver a un sacerdote que ministraba el sacramento del altar al pueblo, lo golpeó y lo hirió en la cabeza, y también en el brazo y la mano, con un cuchillo de madera.

En el cual hacerlo, como ciertamente no lo hizo bien, ni evangélicamente; así, siendo interrogado posteriormente por el obispo Bonner, no menos confesó que no lo hacía bien en el mismo, sometiéndose, por tanto, voluntariamente al castigo, cuando le correspondiera. Sin embargo, en relación con su creencia en el sacramento y el ministerio papista, no se sometió ni quiso someterse. Pero cuando tuvo la tentación de volverse, y también lo amenazó, respondió: Hagan lo que quieran, estoy en un punto; porque los cielos caerán tan pronto como yo abandone mi opinión, etc.

En el momento de su ejecución, primero se le quitó la mano contra la estaca. Ante lo cual, algunos de los presentes afirmaron que no se encogió, pero una vez le movió un poco los hombros. (Hechos y Lunes)

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