Porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debéis decir.

13 Y uno de la multitud le dijo: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la heredad.

Ver. 13. Maestro, habla con mi hermano ] Mientras Cristo hablaba afanosamente sobre las mejores cosas, este hombre inoportuno lo interrumpe con esta petición desagradable y, por tanto, irrazonable, το ακαιρον πανταχου λυπηρον (Isoc.). Pero nuestro Salvador pronto lo rechaza, como si estuviera fuera del alcance de su vocación, y así aparta de sus adversarios toda ocasión de burlarse de él como un usurpador de la oficina del magistrado.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad