Y uno de la multitud le dijo: Maestro, habla a mi hermano, que parta conmigo la heredad.

Y uno de la compañía le dijo, Maestro [`Maestro' Didaskale ( G1320 )], dile a mi hermano, que reparta la herencia conmigo: 'Gran Predicador de justicia, ayuda; hay necesidad de Ti en este mundo rapaz; aquí soy víctima de la injusticia, y de mi propio hermano, que me niega la parte que me corresponde de la herencia que nos ha tocado.

' En esta intrusión tan inoportuna en las solemnidades de la enseñanza de nuestro Señor, hay una mezcla de lo absurdo y lo irreverente, sin embargo, uno ocasiona al otro. El hombre no tenía la menor idea de que su caso no era de naturaleza tan urgente, y tan digno de la atención de nuestro Señor, como cualquier otra cosa con la que Él pudiera tratar.

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