Y cuando no tenían nada que pagar, francamente los perdonó a ambos. Dime, pues, ¿cuál de ellos lo amará más?

Ver. 42. Y cuando no tenían nada que pagar ] Todos somos no solventes, mendigos descarnados y en bancarrota, y no tenemos nada más que el pecado y el infierno; nada que decir de nosotros mismos por qué no deberíamos ir a la cárcel, sino el de Agustín, Ego admisi, Domine, unde tu damnare potes me, sed non amisisti, unde tu salvare potes me; Señor, he hecho lo suficiente para deshacerme para siempre, pero tú todavía tienes lo suficiente para hacerme feliz para siempre. Reconozco la deuda, eso es todo lo que puedo hacer. Oh, cruza el libro y dibuja las líneas rojas de la sangre de Cristo sobre las líneas negras de mis pecados.

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