Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él.

Ver. 25. --¡Cállate ] φιμωθητι capistrator, eres tú haltered, o amordazados. Cristo no escucharía buenas palabras de una boca malvada. Las palabras elevadas no se vuelven tontas, dice Salomón. Los labios del leproso deben cubrirse, según la ley.

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