Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y dales su salario, comenzando desde el último hasta el primero.

Ver. 8. Dice a su mayordomo ] Es decir, a su Hijo Cristo, a quien hizo juez de todos, para dar a cada uno según sus obras. Esto lo hará demostrando su singularidad tanto la justicia (para que nadie reciba menos de lo que le fue prometido) como la misericordia (para que todos reciban más de lo que merecían). Porque aunque su centavo se llame aquí su salario, y en otra parte su recompensa, sí, su salario, sin embargo, todo es por gracia.

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