Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte ya no se enseñorea de él.

Ver. 9. La muerte ya no tiene, etc. ] Cristo, siendo la vida esencial, se tragó a la muerte en victoria, como el fuego se traga el combustible, y como la serpiente de Moisés se tragó a las serpientes de los hechiceros.

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