Ya no muere. - La subsistencia eterna de la vida de Cristo es garantía de la permanencia y realidad de nuestra propia vida, en la medida en que dependa de la Suya. Si fuera posible que la vida de Cristo fallara, todo el tejido sobre el que construye la fe del creyente se derrumbaría.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad