¡Cuán preciosos son también para mí tus pensamientos, oh Dios! ¡Cuán grande es la suma de ellos!

Ver. 17. Cuán preciosos son también tus pensamientos para mí ] es decir, los pensamientos de tu sabiduría, poder y bondad, brillando claramente en estas maravillosas obras tuyas; A mi corazón le hace bien pensar y hablar de ellos.

¡Cuán grande es la suma de ellos! ] a saber. De tus obras y de mis pensamientos sobre ellas. No puedo contarlos y mucho menos comprenderlos. Los culpables son los que no se preocupan en absoluto por estos asuntos. Seguramente, cuando el Señor hizo de la cabeza del hombre con tantos cierres y cubiertas en su cerebro, el asiento del entendimiento, lo destinó a algún tesoro precioso. Muchas cerraduras y llaves discuten el precio de la joya que deben conservar; y muchos papeles que envuelven una ficha dentro de ellos el uso de esa ficha.

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