11,12 El éxito de los hombres rara vez iguala sus expectativas. Debemos usar medios, pero no confiar en ellos: si tenemos éxito, debemos alabar a Dios; si se cruza, debemos someternos a su voluntad. Aquellos que posponen las grandes preocupaciones de sus almas, son atrapados en la red de Satanás, que él ceba con algún objeto mundano, por el cual rechazan o descuidan el evangelio, y continúan en pecado hasta que de repente caen en la destrucción.

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