1-3 La providencia de Dios gobierna sobre las preocupaciones más pequeñas de los hombres. Ni un gorrión cae al suelo sin él. Traza los pasos que la Providencia tomó hacia el avance de Mardoqueo. El rey no podía dormir cuando Providence tenía un diseño para servir, para mantenerlo despierto. Leímos de ninguna enfermedad que le quitó el sueño, pero Dios, cuyo sueño es el sueño, se lo retuvo. El que mandaba ciento veintisiete provincias, no podía ordenar una hora de sueño.

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