14-24 El deseo, bueno en sí mismo, pero a menudo demasiado grande e irregular, de ser la madre de la Semilla prometida, con el honor de tener muchos hijos, y el reproche de ser estéril, fueron las causas de esta competencia impropia entre las hermanas. La verdad parece ser que fueron influenciados por las promesas de Dios a Abraham; a cuya posteridad se le prometieron las más ricas bendiciones, y de quién descendería el Mesías.

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