44-48 El Espíritu Santo cayó sobre otros después de ser bautizados, para confirmarlos en la fe; pero sobre estos gentiles antes de ser bautizados, para mostrar que Dios no se limita a las señales externas. El Espíritu Santo cayó sobre los que no estaban circuncidados ni bautizados; es el Espíritu el que vivifica, la carne no aprovecha nada. Magnificaron a Dios, y hablaron de Cristo y de los beneficios de la redención. Cualquiera que sea el don del que estemos dotados, debemos honrar a Dios con él. Los judíos creyentes que estaban presentes se asombraron de que el don del Espíritu Santo fuera derramado también sobre los gentiles. Al tener nociones erróneas de las cosas, nos complicamos en cuanto a los métodos de la providencia y la gracia divinas. Como es innegable que fueron bautizados con el Espíritu Santo, Pedro concluyó que no se les debía negar el bautismo de agua, y la ordenanza fue administrada. El argumento es concluyente; ¿podemos negar la señal a los que han recibido las cosas subliemes? Aquellos que tienen algún conocimiento de Cristo, no pueden sino desear más. Incluso aquellos que han recibido el Espíritu Santo, deben ver su necesidad de aprender diariamente más de la verdad.

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