23-30 Nuestro Salvador vino a guiar las conciencias de los hombres, no a satisfacer su curiosidad. No preguntes: ¿Cuántos se salvarán? Sino: ¿Seré yo uno de ellos? No preguntes: ¿Qué será de tal o cual? Sino: ¿Qué haré yo y qué será de mí? Procura entrar por la puerta estrecha. Esto está dirigido a cada uno de nosotros; es: Esforzaos. Todos los que quieran ser salvos, deben entrar por la puerta estrecha, deben sufrir un cambio de todo su ser. Los que quieran entrar, deben esforzarse por entrar. Aquí hay consideraciones que despiertan, para reforzar esta exhortación. ¡Oh, que todos seamos despertados por ellas! Responden a la pregunta: ¿Son pocos los que se salvarán? Pero que nadie se desanime ni respecto a sí mismo ni respecto a los demás, porque hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos. Si llegamos al cielo, encontraremos allí a muchos que no pensábamos encontrar, y perderemos a muchos que esperábamos encontrar.

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