41-50 Se dice repetidamente de los malvados: Su gusano no muere, así como: El fuego nunca se apaga. Sin duda, el remordimiento de conciencia y la aguda auto-reflexión son este gusano que nunca muere. Sin duda, es mejor sufrir todo el dolor, las dificultades y la abnegación posibles aquí, y ser feliz para siempre en el más allá, que disfrutar de toda clase de placeres mundanos durante una temporada, y ser miserable para siempre. Como los sacrificios, debemos ser salados con sal; nuestros afectos corruptos deben ser sometidos y mortificados por el Espíritu Santo. Aquellos que tienen la sal de la gracia, deben mostrar que tienen un principio vivo de gracia en sus corazones, que elimina las disposiciones corruptas en el alma que ofenderían a Dios, o a nuestras propias conciencias.

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