42-51 Velar por la venida de Cristo, es mantener ese estado de ánimo en el que quisiéramos que nuestro Señor nos encontrara. Sabemos que nos queda poco tiempo de vida, no podemos saber que nos queda mucho tiempo de vida; mucho menos sabemos el tiempo fijado para el juicio. La venida de nuestro Señor será feliz para los que se encuentren preparados, pero muy terrible para los que no lo estén. Si un hombre, que profesa ser siervo de Cristo, es incrédulo, codicioso, ambicioso o amante de los placeres, será cortado. Los que eligen el mundo como su porción en esta vida, tendrán el infierno como su porción en la otra vida. Que nuestro Señor, cuando venga, nos declare bienaventurados, y nos presente al Padre, lavados en su sangre, purificados por su Espíritu, y aptos para ser partícipes de la herencia de los santos en la luz.

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