1-5 Este capítulo continúa el discurso figurativo a Israel, en referencia a la esposa e hijos de Oseas. Reconozcamos y amemos como hermanos, a todos los que el Señor parece poner entre sus hijos, y anímelos en que hayan recibido misericordia. Pero cada cristiano, por su ejemplo y conducta, debe protestar contra el mal y los abusos, incluso entre aquellos a quienes pertenece y debe ser respetado. Los pecadores impenetrados pronto serán despojados de las ventajas que abusan y que consumen en sus deseos.

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