El que ama a su hermano, por amor de Cristo. Permanece en la luz de Dios. Y no hay ocasión de tropiezo en él, mientras que el que odia a su hermano es ocasión de tropiezo para sí mismo. Él tropieza contra sí mismo y contra todas las cosas de adentro y de afuera; mientras que el que ama a su hermano, tiene un viaje libre y sin trabas.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad