Y por la presente sabemos: tenemos una prueba más de este amor real y operativo. Que somos de la verdad - Que tenemos verdadera fe, que somos verdaderos hijos de Dios. Y aseguraremos nuestros corazones delante de él: disfrutaremos de la seguridad de su favor y del "testimonio de una buena conciencia para con Dios". El corazón, en el lenguaje de San Juan, es la conciencia. La palabra conciencia no se encuentra en sus escritos.

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