Si recibimos el testimonio de los hombres, como lo hacemos continuamente, y debemos hacerlo en mil casos. El testimonio de Dios es mayor: de mayor autoridad y mucho más digno de ser recibido; a saber, este mismo testimonio que Dios Padre, juntamente con la Palabra y el Espíritu, ha dado testimonio del Hijo, como Salvador del mundo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad