Ha llegado el momento de que el juicio comience en la casa de Dios; Dios visita primero a su iglesia, y eso tanto en justicia como en misericordia. ¿Cuál será el fin de los que no obedecen al evangelio? ¡Cuán terriblemente los visitará! Los juicios que al principio son más suaves, se vuelven cada vez más severos. Pero los hombres buenos, habiendo sostenido ya su parte, son sólo espectadores de las miserias de los malvados.

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