Y hubo una fuerte contención: literalmente, un paroxismo o un ataque de fiebre. Pero nada en el texto implica que la nitidez estuviera en ambos lados. Es mucho más probable que no fuera así; que San Pablo, que tenía el derecho de su parte, como indudablemente lo tenía, lo mantuvo con amor. Y Bernabé, llevándose consigo a Marcos, zarpó a Chipre. Dejando el trabajo en el que estaba comprometido, se fue a su propio país.

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