Y ahora, hermanos, una palabra llena de cortesía y compasión, lo sé. Él les dice al corazón que por ignorancia lo hicieron, lo cual disminuyó, aunque no pudo quitar, la culpa. Como también vuestros gobernantes: el prejuicio que proviene de la autoridad de los principales sacerdotes y de los ancianos, aquí lo quita, pero con gran ternura. No los llama nuestros, sino tus gobernantes. Porque así como cesó la dispensación judía con la muerte de Cristo, también cesó la autoridad de sus gobernantes.

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