Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, etc. - Nuestro Señor todavía alude al discurso que tuvo antes de esta fiesta. Como si dijera: Mis ovejas son las que por fe oyen mi voz; Son conocidos (es decir, aprobados) por mí, que me aman; y sígueme, guarda mis mandamientos, con un corazón amoroso y creyente. Y a aquellos que, en verdad creen (observan tres promesas adjuntas a tres condiciones), les doy la vida eterna.

No dice, lo haré, pero doy. Porque el que cree, tiene vida eterna. Aquellos que, sé verdaderamente que me aman, no perecerán jamás, siempre que permanezcan en mi amor. A los que me siguen, ni los hombres ni los demonios pueden arrebatarme de la mano. Mi Padre, que me ha dado por decreto inmutable todo lo que cree, ama y obedece, es mayor que todos los que están en el cielo y en la tierra, y nadie puede arrebatárselos de la mano.

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