También vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. ¿Y por qué no lo hicieron? ¿Por qué no leemos que ningún apóstol haya lavado los pies a otro? Porque entendieron mejor al Señor. Sabían que él nunca diseñó que esto se tomara literalmente. Se propuso enseñarles la gran lección del amor humilde, así como conferirles pureza interior. Y por la presente nos enseña, en todas las formas posibles para ayudarnos unos a otros a alcanzar esa pureza; Lavarse los pies unos a otros, realizándose todo tipo de buenos oficios, incluso los más bajos, cuando la oportunidad sirva y la necesidad de cualquier necesidad los requiera.

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