Nada devoto - Es decir, nada que esté absolutamente dedicado a Dios con una maldición sobre sí mismos o sobre otros, si no dispusieron de ello de acuerdo con su voto; como implica la palabra hebrea. Santísimo - Es decir, solo para ser tocado o empleado por los sacerdotes, y por ninguna otra persona; no, no por sus propias familias, porque ese era el estado de las cosas más santas.

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