Pero también en la nuestra: para establecernos en la búsqueda de la justificación por la fe, y no por las obras; y dar una respuesta completa a aquellos que dicen que "ser justificado por las obras significa solamente, por el judaísmo; ser justificado por la fe significa, abrazar el cristianismo, es decir, el sistema de doctrinas así llamado". Seguro que Abraham no pudo en este sentido ser justificado ni por la fe ni por las obras; e igualmente seguro de que David (tomando las palabras así) fue justificado por las obras y no por la fe.

Quien resucitó a Jesús de entre los muertos, como lo hizo de alguna manera tanto con Abraham como con Sara. Si creemos en Aquel que resucitó a Jesús, Dios el Padre es, por tanto, el objeto apropiado de la fe justificadora. Es observable que San Pablo aquí, al hablar tanto de nuestra fe como de la fe de Abraham, pone una parte por el todo. Y menciona esa parte, con respecto a Abraham, que naturalmente afectaría más a los judíos.

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