Clemente de Alejandría El Instructor Libro III

Conociendo, pues, el deber de cada uno, "pasad el tiempo de vuestra permanencia aquí con temor: sabiendo que no fuisteis juzgados con cosas corruptibles, como plata u oro, por vuestra vana conversación recibida por tradición de vuestro padres, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación»[164].

Tertuliano sobre la exhortación a la castidad

ni hay excepción de personas con Dios; ya que no son los oidores de la ley los que son justificados por el Señor, sino los hacedores, según dice además el apóstol.[39]

Tratado sobre el rebautismo de un escritor anónimo

Porque cualquiera de nosotros considerará necesario que lo que sea lo último que se encuentre en un hombre a este respecto, sea aquello por lo que debe ser juzgado, siendo borradas y borradas todas aquellas cosas que haya hecho anteriormente.[37] ]

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento