Epístola de Ignacio a Hero, un diácono de Antioquía "Honra a las viudas que son viudas de verdad".[14]

Tertuliano de la Paciencia

Además, si ponemos en orden los grados más altos y felices de la paciencia corporal, (encontramos que) es a ella a quien la santidad le confía el cuidado de la continencia de la carne: ella guarda a la viuda,[145]

Tratado Cipriano XII Tres Libros de Testimonios Contra los Judíos

En la primera Epístola de Pablo a Timoteo: "Honra a las viudas que en verdad son viudas. Pero la viuda que es lasciva, en vida está muerta"[722].

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