Orígenes de Principios Libro II

Pero como, conforme a la facultad del libre albedrío, la variedad y la diversidad caracterizaban a las almas individuales, de modo que una se apegaba con un amor más cálido al Autor de su ser, y otra con una consideración más y más débil, esa alma (anima) sobre lo cual Jesús dijo: "Nadie me quitará la vida (animam)"[82].

Orígenes de Principios Libro II

de Mí, sino que Yo mismo lo doy»[156].

Orígenes de Principios Libro IV

El Salvador lo muestra más claramente en los Evangelios, cuando dijo: "Nadie me quita la vida, sino que yo de mí mismo la doy. Tengo poder para dar mi vida, y tengo poder para volver a tomarla. "[35]

Orígenes contra Celso Libro II

obligado a calumniarlos comparándolos con actos de hechicería, debió manifestar también en su muerte alguna mayor manifestación del poder divino, para que su alma, si quisiera, pudiera dejar su cuerpo, y habiendo realizado ciertos oficios fuera de él, pudiera volver de nuevo en el placer? Y se dice que Jesús hizo tal declaración en el Evangelio de Juan, cuando dijo: "Nadie me quita la vida, sino que yo de mí mismo la doy. Tengo poder para darla, y tengo poder para tómalo de nuevo.”[58]

Orígenes Contra Celso Libro III

Pero mi Jesús dijo respecto a su propia alma (que fue separada del cuerpo, no en virtud de ninguna necesidad humana, sino por el poder milagroso que le fue dado también para este fin): "Nadie me quita la vida, sino que yo de Mí mismo. Poder tengo para ponerlo, y poder tengo para volverlo a tomar”[103].

Fragmentos dogmáticos e históricos de Hipólito

Y el que es inseparable del Padre clama al Padre, y le encomienda su espíritu; e inclinando la cabeza, entregó el espíritu, que decía: "Tengo poder para dar mi vida, y tengo poder para volver a tomarla"[290].

Fragmentos dogmáticos e históricos de Hipólito

y porque no fue vencido por la muerte, siendo él mismo la vida, dijo esto: "Yo lo doy de mí mismo"[291].

Tratado de Cipriano VI Sobre la vanidad de los ídolos

Por lo tanto, el curso de los acontecimientos cumplió la promesa. Porque cuando es crucificado, siendo anticipado el oficio de verdugo,[19]

Tratado Cipriano XII Tres Libros de Testimonios Contra los Judíos

Tengo el poder de dejarlo y tengo el poder de volver a tomarlo. Pues este mandamiento lo he recibido de mi Padre»[281].

Tratado de Novaciano sobre la Trinidad

O cuando, en otro pasaje, y sobre otro tema, declara: "Potencia tengo de dar mi vida, y de volverla a tomar; porque he recibido este mandamiento de mi Padre"[167].

Dionisio El Evangelio según Lucas

Y en consecuencia, así como por la intensidad de la súplica y la severa agonía, así también por el sudor denso y excesivo, hizo patente el hecho de que el Salvador era hombre por naturaleza y en realidad, y no en mera apariencia y apariencia, y que estaba sujeto a todas las inocentes sensibilidades naturales de los hombres. Sin embargo, las palabras: "Tengo poder para dar mi vida, y tengo poder para volver a tomarla",[17]

Hechos y Martirio del Santo Apóstol Andrés

Y para que pudiera explicar más plenamente que voluntariamente sufrió la pasión, nos dijo:[5]

Comentario de Orígenes sobre Juan Libro VI

Y quien llevó este cordero al matadero era Dios en el hombre, el gran Sumo Sacerdote, como lo demuestra con las palabras:[157]

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