Constituciones de los Santos Apóstoles Libro V

Porque si nuestro Maestro nos mandó que no juráramos por el Dios verdadero, para que nuestra palabra fuera más firme que un juramento, ni por el cielo mismo, que es un pedazo de maldad pagana, ni por Jerusalén, ni por el santuario de Dios, ni por el altar, ni la ofrenda, ni el dorado del altar, ni la propia cabeza,[86]

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Antiguo Testamento