Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre debe ser glorificado.

La respuesta de Cristo pudo haber sido para Felipe y Andrés, y los griegos pudieron haberla oído y entendido. La sustancia es que el tiempo de su glorificación había llegado y esa glorificación atraería a todos los hombres, griegos, gentiles y judíos, hacia él. Después de su glorificación, consumada por su muerte, no habría muro de separación, sino que a él buscarían los gentiles, y no habría esclavo ni libre, varón ni mujer, judío ni griego, sino todos uno en Cristo Jesús.

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Nuevo Testamento