Tampoco fue el Evangelio un producto de la conferencia con otros cristianos

( Gálatas 1:15 ) Pero cuando (en contraste con la vida descrita en Gálatas 1:13-14 ) Dios, quien me separó en propósito antes de que yo naciera (¡ahí está el verdadero fariseo!), y me llamó por Su gracia (en mi conversión), ( Gálatas 1:16 ) se complació en revelar a Su Hijo en mi corazón, a fin de que siempre lo predicara como el Evangelio entre los gentiles—en seguida no planteé el asunto ante ningún simple hombre por su aprobación y consejo, ( Gálatas 1:17 ) ni aun subí a Jerusalén a los que me eran mayores en el apostolado, sino que, por el contrario, me fui a las soledades de Arabia, y después de estar allí un tiempo Regresé de nuevo a Damasco (donde, como sabéis, se había producido mi conversión).

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Antiguo Testamento