no lo mantengas sin culpa, es decir, asegúrate de no dejarlo sin castigo. Averigüe alguna buena razón para vengarse de él. No debemos sorprendernos de estos mandatos de David, que no eran antinaturales, tanto para la satisfacción de sus propios sentimientos como para brindar seguridad al trono de Salomón. Joab era un hombre peligroso para dejarlo con vida, y Simei, con inconstancia oriental, maldeciría a Salomón tan fácilmente como había maldecido a David, si le sobreviniera un revés de la fortuna.

Tampoco debemos buscar las virtudes del Nuevo Testamento ni siquiera en los mejores hombres del antiguo pacto. El cristiano piensa que es más noble perdonar, siguiendo las lecciones de su maestro, pero lo que David vio de Cristo fue en la visión menos clara de la fe, y ni él ni su pueblo han de esperarse que se eleven en grado alguno hacia la nobleza de perdón cristiano. Sin embargo, David fue muy generoso con Saúl. Parece haberse vuelto menos indulgente en su vejez, aunque sin duda estaba pensando principalmente en la seguridad de Salomón.

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