Estos versículos difíciles describen, en parte con las propias palabras del profeta y en parte con las de Jehová, el propósito divino que se realiza a través de los sufrimientos del Siervo. En Isaías 53:10 es imposible trazar una conexión clara de ideas; la gramática también es peculiar, y con toda probabilidad hay un considerable desorden textual.

El pensamiento principal, sin embargo, es que el Siervo debe ser el instrumento para establecer la verdadera religión, quitando la carga de la culpa y llevando a muchos a la justicia. Como recompensa de sus sufrimientos gozará de un futuro brillante y tendrá una numerosa descendencia espiritual. Se convertirá en un gran poder en el mundo, alcanzando una posición como la de un poderoso conquistador. La idea de una resurrección de entre los muertos parece estar implícita necesariamente.

Si el Siervo es una personificación de Israel, esto es meramente una figura para la restauración nacional del exilio; pero si es un individuo, entonces su resurrección debe aceptarse como un hecho literal, así como su muerte debe entenderse literalmente.

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