Estas dos cosas. La promesa de Dios y su voto. Ninguno de estos podría romperse jamás. Se animan mucho. "Hemos escapado de la culpa y del miedo al castigo que hace de la Ley una maldición. Hemos encontrado seguridad con Él mientras nos aferramos firmemente a la esperanza del perdón que Dios nos prometió y confirmó con Su voto".

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Antiguo Testamento